El inicio de esta segunda parte es con una carta que manda Juana Inés a su muy amiga Lysi, en ella le anexa sus prioridades dentro de la lectura poética y que adora leer los poemas, en ella realiza varias comparaciones entre los poemas y la vida que estaba viviendo en ese momento.Durante este lapso de tiempo Juana Inés vivía en casa de sus tíos Matas, ahí dormía con su prima menor que le temía a las noches a la misma Inés por que no sabia si era ella con una sabana blanca o se trataba de un espectro; se decía que una hija de un español tenia amoríos con un indio y este se escapo por la ventana pero al caer este murió, en la mañana se dieron cuenta que al lado del cadáver había un indio que le lloraba; Isabel soñaba con esa escena y que Trini le había dicho que los muertos no descansan y Juana Inés por primera vez se percato que su prima tenia muchos temores.
También empieza a recordar como fue la llegada de Juana Inés a Amecameca en la canoa a la ciudad disfrutando de sus paseos a caballo y como le gustaba contemplar los grandes edificios.
El señor Hermilio estaba perplejo ante la belleza de Inés así como también de su inteligencia más que nada. Ellos visitaron la iglesia y ahí Inés llamo más la atención pero más en los hombres mayores de 30 años que ya son más maduros y se encuentran en edad de casarse.
En la casa de los Mata, la señora de la casa se levanto muy temprano y enfadada ya que Trini no le había subido el café y por los días de noviembre el frio era muy intenso.
Ella pensaba que se le había olvidado y que estaba nerviosa por la fiesta de cumpleaños de Juana Inés, que se iba a festejar en el palacio de los virreyes. La señora estaba muy enojada y tenia una punzada de celos muy fuertes ya que el esposo dormía en el cuarto del rincón destinado a las visitas y no tenia la antorcha encendida. Los pensamientos la aturdían y pensaba que si había hospedaje a una ramera, el único consuelo que tenia era que refugio ya estaba muy vieja para su Juan y a el le gustaban las tiernitas.
Ella recordó que Juan era muy respetuoso, acepto una vez que la despertó a medio sueño y sin importar su sangrado de cada mes mostro virilidad. María quería ir con los brujos que Trini conocía para sacar los malos pensamientos que no la dejaban dormir.
Llego el día y Juana Inés se puso un vestido hermoso que resaltaba su belleza, pero Refugio no escogió bien el vestido y eso le causo un pequeño problema entre los Mata. María Mata saco sus mejores confecciones de vestidos pero como Refugio era la más alta y menos gruesa, así que Trini mando a Hilario por un vestido el cual le quedo perfecto. Al llegar el palacio Refugio tenia un dolor en el estomago por no ver llegar a Hermilio, pero de pronto le entregaron una nota en la cual decía que Hermilio la esperaría al termino de la fiesta en su casa. Así que ella insistió para que la dejasen ir y junto con ella se fue María Mata y pidió que el chofer las llevara a su casa y si le preguntaban por ellas que dijera que se habian sentido mal.
Hermilio estaba ahí en el portón, María se sintió atemorizada por pensar que era un bandolero. Refugio sintió y le dijo que era Hermilio Cabrera.
Después de que se metió María, Refugio y Hermilio fueron a dar un paseo por donde los faroles aun permanecían encendidos. Dieron un paseo en canoa donde podían estar más juntos. Hermilio conto su historia que su padre era negro y su madre española. A el lo llevaron a el colegio del niño Jesús donde permaneció hasta que creció. Cuando murió su madre, le confeso quien era su padre, quien era el mismo peón que trabajaba al servicio se su madre. Ella se sintió muy acongajada, apretó su brazo y por su mente paso que si el le proponía irse con el se iba sin pensarlo.
Ella desapareció con Hermilio al día siguiente de la fiesta del Palacio. Dijo que se había regresado a Amecameca pero se fue a Apan con su adorado. Refugio le envió una carta a Juana Inés contándole lo bien que le iba al estar con el y que ya sentía ganas de ser mamá, para que el niño se pareciera a su esposo. Ella le conto a Inés que volvió a sentirse bien deseada por un hombre, que no sabia si eran los gruesos labios de Hermilio o sus dedos.
Bernarda estuvo insistiendo mucho a la virreina de que en el palacio se impartieran clases de baile.
Manolo Vargas iba a ir los miércoles a enseñarles bailes que se acostumbran en Europa, y la virreina creyó que era una buena idea que la pequeña tomara la clase a pesar de que no tuviera la edad para asistir a las fiestas. Manolo era de Veracruz y llevaba sin duda alguna la sangre de los esclavos.
Bernarda era un poco aventada así que se le insinuó a Cristóbal Poncillo, el era un hombre serio y disimulo ante la provocación de Bernarda.
Ella le dijo que tenia un secreto sobre Juana Inés y el fingió estar poco interesado pero aun así quiso saber que le sucedía, ella comento que estaba tomando clases para que aprendiera a bailar con el, pero no creo que haya sido muy oportuna bajo la hija de la virreina así que cuando iban para el cuarto de la niña, detrás de la puerta de Juana Inés escucho unos sollozos y no podía creerlo ya que mostraba mucha seguridad y mejor espero a que pasaran algunos días.
Al día siguiente Bernarda hinchados los ojos de Juana Inés. Al dar un paseo por la plaza Bernarda hizo una serie de preguntas y alas cuales Inés para contestar asintió y se llego a la conclusión de que Juana había estado con un hombre. De repente Bernarda recordó las noches que pasaba con Juan Mata y de recordar hasta el cuerpo se le erizaba, después de eso ella pensó que había sido Cristóbal, pero cuando supo que Juana se fue con las carmelitas descalzas cambio de opinión.
Bernarda la fue a visitar, pero Inés no quería ver a nadie así que se las arreglo para entrar a su cuarto y ahí busca por todos lados hasta que encontró unos pergaminos; en los cuales narraba la triste hazaña por la cual paso Juana y es ahí donde capto que no había sido Cristóbal, pero también sabia que nunca le iba a decir por ella misma.

Cuando la maestra Refugio Salazar se entero de que Juana Inés había pasado unos meses con las “Carmelitas Descalzas” supo que realmente esa era una vacación y que ella nunca iba ser viuda por partida doble.
A Bernarda el dejo Juan Mata por que supo de su preñez y ella y Virgilia llamaron a una partera para que le sacaran la parte de carne de su carne y pidió que lo guardaran, por que después se lo iba a mandar a Juan en símbolo de su cobardía.
Juana Inés había regresado y la virreina estaba muy feliz por eso. El día que Bernarda le iba a llevar el abortado a Juan se encontró a la virreina anunciando que Juana Inés se iba y que quería que se las llevaran a las puestas para despedirlas y Bernarda mando a tirar a las aguas del pueblo el abortado y sin que miraran como se hundía.

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